El cementerio de trenes

Después de demorar nuestro viaje uhn día y de pasar una noche obligada en Oruro ya podiamos decir, por fin, que tomabamos el tren en dirección Uyuni.
Todo parecia ir bien, teniamos nuestras butacas reclinables, una ventana por la cual apreciar el paisaje infinito del desierto boliviano y por si nos cansabamos de las vistas, una tv estupenda para ver pelis en latino, bufff!!! Pero una parada improvista nos alerta de que no es oro todo lo que reluce!
"La locomotora murio!" gritaban por los vagones, "Al menos 3h para repararla!", decian algunos. Pucha! Eso provocaba que en vez de llegar a las 22:30, lo hicieramos a la 1:30, una hora malisima para la fria Uyuni. La parte positiva era que nuestra parada coincidia con la puesta de sol, un espectaculo maravilloso cuando estas en un sitio tan remoto.

Ya habian pasado las 3h y el tren no arrancaba. Había muerto realmente la locomotora? Parecia un capítulo piloto de lo que realmente nos esperaba el día siguiente...
Finalmente llegamos a las 2:30 a destino y el frio era terrible aunque el sueño lo superaba con creces. Con Molin, una chica sueca que conocimos, nos dirigimos a l'hostal Avenida para dormir sin más. Mañana será otro día!
Uyuni amanecía soleada pero fria, nuestra tarea del día era conseguir un tour de 3D/2N por el salar, volcanes y lagunas de la región al estilo "bueno, bonito, barato". Finalmente creo que lo encontramos.
Aunque no es mi filosofia de mochilero, esta zona es imposible de conocer sin un 4x4 y por lo tanto todo el mundo ha de pasar por el aro, en mi caso el aro era de 70€, todo incluido! Mierda!
Preguntamos a Tito, el chico del tour, que podiamos hacer para pasar el día, ya que partiamos a la mañana siguiente, tras tres segundos de mirada perdida nos contesto con la propuesta siguiente: "Visiten el cementerio de trenes, al atardecer es algo inmenso".
A las 16:00 caminabamos por las vias dirección el cementerio, el resto es pura fotografia!